domingo, 1 de febrero de 2015

HISTORIA- LA EDAD MEDIA

PREHISTORIA Y EDAD ANTIGUA (Repaso)

LA EDAD MEDIA Y LA EDAD MODERNA

- LOS VISIGODOS

- CABALLEROS Y CASTILLOS

- LOS REINOS CRISTIANOS

LOS REINOS CRISTIANOS EN LA EDAD MEDIA: PRINCIPALES ETAPAS DE LA RECONQUISTA

Se ha venido en denominar Reconquista al período de la historia de la Península Ibérica comprendido entre los años 718 (fecha probable de la rebelión de Pelayo) y 1492 (final del reino de Granada). Durante este largo período, reinos cristianos y musulmanes coexistieron y lucharon en el territorio peninsular.

El término es muy discutible. Pese a los esfuerzos de algunos de los reinos cristianos por presentarse como "sucesores" de los visiogodos, los reinos que "reconquistaron" la península nacieron con posterioridad a la invasión islámica . No obstante, la expresión se utiliza ampliamente entre los historiadores, tanto en España como en el extranjero, para designar este período histórico.

Podemos distinguir diversas fases:

Primera etapa (siglos VIII-X)

Desde las primeras escaramuzas de importancia, como la victoria cristiana en Covadonga (722) se abre un largo período en el que los núcleos cristianos del norte consolidan su territorio y avanzan tímidamente hacia el sur. El reino asturiano alcanzó la línea del Duero en el año 910. Esto llevó a que Ordoño II (914-924) trasladara a León el centro político del reino. A partir de entonces se comienza a hablar de reino astur-leonés, y después de reino de León.





Segunda etapa (siglos XI y primera mitad del XII)

Aprovechando la debilidad musulmana tras el fin del Califato y la disgregación de los Reinos Taifas, León y Castilla rebasan la Cordillera Central y ocupan la cuenca del Tajo. Toledo se reconquista en 1085. La ocupación del reino de Toledo significó la incorporación a su reino del territorio situado entre el Sistema Central y el río Tajo.

Tras el freno impuesto a la reconquista por la invasión almohade, el avance hacia el sur se reactivo en los reinos orientales cuando Alfonso I de Aragón reconquistóZaragoza en 1118 y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, conquistó Tortosa(1148) y Lérida (1149). Mientras Portugal conquistaba Lisboa en el 1147.






Tercera etapa (fines del siglo XII y principios del XIII)

Tras la interrupción del avance con la llegada de los almohades, poco a poco Castilla-León consiguió dominar el valle del Guadiana y de los pasos de Sierra Morena. Ese proceso culminó con la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), que abrió definitivamente el avance cristiano hacia el valle del Guadalquivir y Valencia.




Cuarta etapa (siglo XIII)

Rápida ocupación del valle del Guadalquivir (Córdoba, Sevilla) por Fernando III el Santo (1252) y de Valencia y las Baleares por Jaime I el Conquistador (1276). Quedará el reducto musulmán de Granada hasta 1492.

La compleja historia política de los reinos cristianos peninsulares

Al avanzar la reconquista Castilla se independizó de León (siglo X, con el conde Fernán González), Portugal de Galicia y Aragón se expandió hacia el sur. Posteriormente Castilla absorbería a Asturias, a León, a Galicia y parte del Reino de Navarra. Aragón absorbió al condado de Barcelona y al Reino de Valencia (a principios del siglo XII, Petronila de Aragón contrajo matrimonio con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, y el hijo de ambos Alfonso II fue el primer monarca en heredar los títulos de rey de Aragón y conde de Barcelona) A partir de ese momento la unión de estos dos territorios se conoció como la Corona de Aragón.

Portugal se constituyó como reino independiente en el siglo XII.

Al final de la Edad Media, la península estaba repartida en cuatro reinos cristianos:Castilla, Aragón, Navarra y Portugal y el reino musulmán de Granada.


LOS REINOS CRISTIANOS EN LA EDAD MEDIA: LOS PRIMEROS NÚCLEOS CRISTIANOS

Tras la rápida conquista musulmana de la mayor parte de la península, en las montañas del norte se comenzaron a organizar núcleos de resistencia cristianos. Hasta el siglo X, estos núcleos simplemente resisten u ocupan zonas despobladas como el norte de la cuenca del Duero. La hegemonía en ese período está en manos de Al-Andalus.

El núcleo asturiano.

En el 722, un noble visigodo, Pelayo, y los indígenas astures derrotan en Covadonga a un ejército expedicionario musulmán. A partir de ese momento comienza a organizarse el reino de Asturias.

Alfonso I (739-757) asume la herencia visigoda. Establece el "Fuero Juzgo" y otros elementos políticos. La emigración hacia el norte de población visigodo-hispanorromana refuerza esta continuidad.

Alfonso II (791-842) establece la capital en Oviedo. Durante su reinado se descubre la tumba del Santiago, origen de la gran peregrinación.

Alfonso III (866-910) lleva la frontera hasta la línea del río Duero, ocupando la cuenca norte ("tierra de nadie"). Se escriben varias crónicas que refuerzan la idea de la continuidad del reino astur-leonés y el reino visigodo. A su muerte se traslada la capital a León.

El núcleo navarro.

La zona pirenaica occidental se hallaba entre el estado franco y Al-Andalus. Tras diversos acontecimientos (Batalla de Roncesvalles contra los francos en el 778) se impuso en el que se denominó reino de Pamplona la dinastía Íñiga.

El núcleo navarro llegó a su apogeo con Sancho III el Mayor. Rey de Navarra entre los años 1000-1035, extendió su poder a Aragón y Castilla. Fue el monarca más poderoso de los reinos cristianos de la Península Ibérica en el s. XI.

El núcleo aragonés.

Zonas de débil poblamiento en el pirineo central. Bajo la influencia primero de los carolingios, después de los navarros. Escasos avances en la reconquista ante el potente núcleo musulmán en torno al valle del Ebro.

El núcleo catalán.

En la zona del norte de la actual Cataluña, el reino franco carolingio estableció la Marca Hispánica. Organizado en condados, pronto el Condado de Barcelona predominó sobre los demás. Vifredo el Velloso reconquistó algunos territorios e inició un proceso de independencia respecto al debilitado reino franco. Ya en el siglo X, los sucesores de Vifredo el Velloso dejaron de prestar el homenaje feudal debido al monarca francés. El condado de Barcelona pasó a ser un ente político independiente.


ARTE Y CULTURA EN AL-ÁNDALUS

CULTURA:

Al-Ándalus mantuvo un estrecho contacto con el resto del mundo musulmán, sobre todo a partir del siglo IX, lo que le permitió participar en la amplia recopilación de textos literarios, filosóficos y científicos que los estudiosos islámicos fueron recogiendo, tanto del mundo griego como del persa y del indio.

La creación literaria alcanzó un gran desarrollo, sobre todo en el transcurso del siglo X, tanto en verso como en prosa. Ibn Hazem es uno de los poetas más conocidos de Al Ándalus, especialmente por su obra El collar de la paloma. Ibn Jaldun fue un importante historiador y su obra más conocida es Introducción a la Historia Universal.

En filosofía destaca Averroes, conocido ante todo por sus comentarios a la obra de Aristóteles. Gracias a Averroes la obra aristotélica llegó a la cultura de Europa Occidental.

Pero la cultura andalusí destacó sobre todo en el terreno científico. Al-Ándalus fue la vía a través de la cual se difundió hacia el resto de la cristiandad europea el sistema de numeración de origen indio que terminó sustituyendo a la numeración romana.

En el ámbito de las disciplinas científicas sobresalieron las matemáticas y la medicina, donde alcanzó gran fama Abulcasis autor de una excepcional enciclopedia médica y quirúrgica que posteriormente sería traducida al latín.

ARTE:

La arquitectura andalusí se asentó sobre la tradición romano-visigoda y aportó los elementos más típicos del mundo islámico: arcos, cubiertas y la rica ornamentación basada en motivos geométricos, vegetales y epigráficos.

La gran mezquita de Córdoba es la obra más importante de al-Ándalus. Su construcción comenzó a mediados del siglo VIII, en tiempos del emir Abd-al-Rahman I, y más tarde sería objeto de sucesivas ampliaciones. Las partes más brillantes datan del siglo X, sobre todo de tiempos del califa al-Hakam II, en cuya época se construyó el espectacular mihrab, caracterizado por la riqueza de los materiales empleados (en particular, los mármoles), por la original solución constructiva de las originales bóvedas de nervios y, finalmente, por la impresionante fantasía decorativa que lo acompaña.

Muy importante fue, asimismo, la impresionante ciudad-palacio de Madinat al-Zahra, edificada en tiempos de Abd-al-Rahman III. Para su construcción se trajeron materiales de diversos lugares, como el norte de África, de donde procedía el mármol. Madinat al-Zahra albergaba, en su parte superior, una serie de palacios; en la zona media, jardines y vergeles, y en la parte inferior, la mezquita mayor y las viviendas de los servidores de palacio. Desafortunadamente, durante la guerra civil que precedió a la desaparición del califato, Madinat al-Zahra fue destruida.

Otros ejemplos esenciales de la arquitectura en Al-Ándalus son el Palacio de la Aljafería en Zaragoza, la torre de la Giralda en Sevilla, y sobre todo, el palacio granadino de la Alhambra. Es un recinto fortificado que reúne en un mismo conjunto, un palacio oficial con funciones administrativas, un palacio privado, la residencia del monarca y amplias zonas de ocio. La Alhambra sobresale por su fantasía ornamental así como la conjunción entre arquitectura y entorno natural.


ORGANIZACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL EN AL-ÁNDALUS

La Economía

En la agricultura los musulmanes impulsaron la práctica del regadío, trajeron la noria y difundieron cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón o el azafrán. Pero los cultivos principales de las tierras hispanas siguieron siendo los mismos que en la época romano-visigoda: los cereales, la vid y el olivo.



Descendió la ganadería porcina por la prohibición coránica de comer cerdo, pero se compensó con el desarrollo del ganado ovino o equino. La apicultura vivió un desarrollo espectacular.

En la minería sobresalió la extracción de plomo, cobre, cinabrio y oro, que se obtenía del lavado de diversos cursos fluviales.

La producción de manufacturas se desarrolló fuertemente, en especial la producción textil, en la que destacaron los brocados cordobeses o los tejidos de Zaragoza. La cerámica, las armas, la fabricación de papel y de vidrio, y el trabajo de las pieles y los metales preciosos tuvieron presencia en las ciudades de Al-Ándalus

El comercio se vio favorecido por la acuñación de dos tipos de monedas, el dinar de oro y el dirhem de plata, y por la densa red viaria heredada de tiempos romanos. El comercio interior se efectuaba en el zoco de las ciudades, donde ocupaban un puesto privilegiado los bazares, centros en los que se vendían productos de gran calidad.

Al-Ándalus mantuvo también un intenso comercio exterior, tanto con los restantes países islámicos como con la Europa cristiana.

La Sociedad

Aunque la mayor parte de la población de Al-Ándalus vivía en el medio rural, las ciudades tuvieron una gran importancia, algo que contrastaba fuertemente con el panorama de la España cristiana durante los siglos VIII al XI.

Las ciudades andalusíes se desarrollaron en su gran mayoría a partir de las existentes en los tiempos romano-visigodos. Pero los musulmanes también crearon ciudades nuevas, como Almería, Madrid o Calatayud. Córdoba, que en la época califal, llegó a contar con más de 100.000 habitantes, cantidad muy considerable en aquella época.


En la cúspide de la sociedad andalusí estaba la aristocracia en su mayor parte integrados por familias de origen árabe, aunque también figuraban en ella algunos linajes de ascendencia visigoda. Este grupo social poseía grandes dominios territoriales y ocupaba los altos puestos en la administración. En el otro extremo de la sociedad se hallaban las clases populares formadas por artesanos modestos y labriegos.

También existió lo que podríamos denominar una clase media, formada esencialmente por los mercaderes.

En Al-Ándalus había esclavos procedentes de Europa oriental y del centro de África.

EL ISLAM EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

LA CONQUISTA:

Los árabes musulmanes, alentados por la idea de la "guerra santa", iniciaron en el siglo VII una rápida expansión por el Oriente Medio y el norte de África, llegando hasta la península ibérica

Aprovechando los problemas del reino visigodo, envuelto en una de sus constantes luchas internas por el poder monárquico, tropas musulmanas, compuestas por árabes y beréberes, cruzaron el estrecho de Gibraltar en el año 711 iniciando la conquista de la península ibérica.

Los musulmanes derrotaron en la batalla de Guadalete (711) al último rey visigodo, Rodrigo, que perdió la vida en el combate.

Animados por aquel éxito, los invasores decidieron proseguir el avance por las tierras hispanas, primero en dirección a Toledo, posteriormente hacia Zaragoza. En apenas tres años, los musulmanes lograron conquistar el reino visigodo sin encontrar apenas resistencia. Solo las regiones montañosas de las zonas cantábrica y pirenaica escaparon a su control.

La conquista se realizó principalmente mediante capitulaciones y rendiciones acordadas entre los señores godos y los conquistadores musulmanes. La violencia fue más la excepción que la regla. Esto nos explica la rapidez de la conquista.



EMIRATO DEPENDIENTE DE DAMASCO:

Tras la invasión musulmana, la mayor parte de la península ibérica se convirtió en una nueva provincia del califato islámico con capital en Damasco. Al frente de este territorio se colocó a un Emir o gobernador que actuaba como delegado del Califa perteneciente a la dinastía Omeya. Esta provincia recibió el nombre de Al-Andalus.


EMIRATO INDEPENDIENTE DE BAGDAD:

A mediados del siglo VIII tuvo lugar un hecho clave. La dinastía Omeya fue derrotada por la familia Abasí que se adueñó del Califato. Un miembro de la familia Omeya logró escapar, refugiándose en Al-Andalus, donde se proclamó emir. Se trataba de Abd-al-Rahman I (756-788), con quien comenzaba en Al-Andalus el período conocido como emirato independiente, debido a que se independizó políticamente de los califas abasíes, que habían establecido su capital en Bagdad. Al-Andalus siguió reconociendo al Califa Abasí como líder espiritual del mundo musulmán.



Abd-al-Rahman I fijó su capital en la ciudad de Córdoba e inició la tarea de construcción de un estado independiente en Al Andalus. Para ello necesitaba fundamentalmente tres cosas: un ejército, unos ingresos económicos, y sofocar las posibles revueltas de sus enemigos.

CALIFATO DE CÓRDOBA:

Un importante paso en el fortalecimiento de Al-Andalus se dio en el año 929, cuando el emir Abd-al-Rahman III (912-961) decidió proclamarse Califa, cargo en el que confluían el poder político y el religioso.

El Califa residía en el alcázar de Córdoba, situado junto a la gran mezquita. Unos años después de su autoproclamación, Abd-al-Rahman III ordenó construir, al oeste de la capital, la impresionante ciudad-palacio de Madinat al-Zahra, convertida en residencia califal y en el centro del poder político de Al-Andalus.

Almanzor y la crisis del Califato de Córdoba

En las últimas décadas del siglo X, Almanzor se hizo con el poder efectivo en Al-Andalus; ejercía el cargo de primer ministro. Mientras tanto, el califa de la época, Hisham II (976-1009), vivía recluido en el palacio de Madinat al-Zahra sin ejercer en lo más mínimo el poder político.

Almanzor, que basó su poder en el Ejército, integrado sobre todo por soldados beréberes, organizó terroríficas campañas contra los cristianos del norte peninsular. Su muerte en año 1002 inició el proceso de descomposición política que llevó al fin del Califato en el 1031.




REINOS DE TAIFA:

La muerte de Almanzor en 1002, tras sufrir una derrota en Calatañazor, abrió en al-Ándalus una larga etapa de fragmentación y disputa. En menos de treinta años nueve califas se sucedieron en el trono, finalmente el califato de Córdoba terminó por desaparecer en el año 1031. En su lugar surgió un mosaico de pequeños reinos, llamados de taifas.

De forma paulatina las taifas fueron independizándose del poder central de Córdoba.

En un principio el Califato se fragmentó en veintisiete reinos de taifas. Los más débiles fueron desapareciendo y fueron anexionados por los más poderosos.

Estos pequeños reinos, mucho más débiles que el Califato, se mostraron sumisos hacia los dirigentes cristianos, a los que entregaban unos tributos. 



Una vez rota su unidad, Al-Ándalus estuvo a merced de los cristianos del norte, que procedieron a la ocupación paulatina de los territorios que habían estado bajo el poder musulmán. No obstante, ese proceso no fue lineal, pues hubo momentos de corta duración en los que la unidad andalusí pudo reconstruirse.

Pero, a partir de la derrota de estos últimos en las Navas de Tolosa (1212), el avance cristiano fue imparable y la España musulmana acabó reducida al pequeño reino de Granada.



VÍDEOS DE LA EDAD MEDIA ESPAÑOLA

LA CIUDAD MEDIEVAL

LOS REINOS CRISTIANOS: ARTE

En el siglo XI penetró en tierras hispanas el arte románico, estilo internacional de la cristiandad de la época. Sus rasgos más singulares eran el predominio del macizo sobre el vano y el carácter simbólico de la mayoría de sus elementos,

Los edificios más significativos de este estilo son el monasterio catalán de Santa María de Ripoll; la catedral de Jaca, en Aragón; la iglesia de San Martín de Frómista, en tierras palentinas, y la catedral de Santiago de Compostela.

Como muestras de la escultura románica podemos recordar el célebre Pórtico de la Gloria en la catedral de Santiago de Compostela, la impresionante fachada del monasterio de Ripoll o el tímpano de la portada de la catedral de Jaca.







En el terreno pictórico cabe señalar, como obras más representativas, las de San Isidoro de León o las de San Climent de Taüll en Lérida.




A partir del siglo XIII triunfó en la cristiandad un nuevo estilo, el gótico. En contraste con el románico, el gótico daba primacía al vano sobre el macizo, a la vez que buscaba rasgos como la verticalidad y la luminosidad. También le caracterizaba su pretensión naturalista.

De este estilo son las espectaculares catedrales de Burgos, Toledo y León, las tres situadas en la Corona de Castilla. En la de Aragón podemos mencionar las catedrales de Barcelona y Palma de Mallorca.

















En el terreno de la escultura, la obra maestra es, sin duda alguna, el Pórtico de la Gloria de la catedral compostelana, muestra excepcional de la transición del arte románico al gótico.



Alcanzó, asimismo, un notable desarrollo el arte mudéjar, sobre todo en Castilla y Aragón. Este estilo se adaptó a las líneas del románico y del gótico, pero introdujo novedades como el uso del ladrillo o el azulejo o la presencia de elementos ornamentales de raíz musulmana. 




DIVERSIDAD CULTURAL EN LOS REINOS CRISTIANOS: CRISTIANOS, MUSULMANES Y JUDÍOS

Durante la la Edad Media, a la vez que la guerra y el enfrentamiento, tuvo lugar la coexistencia y la fusión entre las tres culturas y religiones presentes en la península: la cristiana, la musulmana y la judía.

Hasta el siglo X, la España islámica fue culturalmente muy superior a los reinos cristianos. Sólo los monasterios, como el de Ripoll o Sahagún, preservaron y trasmitieron la cultura mediante la copia y conservación de libros.

En el siglo IX tuvo lugar un hecho clave: el descubrimento de los restos del apóstol Santiago. Nació así la Ruta Jacobea de peregrinación. El Camino de Santiago se convirtió en una ruta clave en la difusión cultural. Llegaron modelos literarios, como los cantares de gesta, y estilos artísticos, como el románico y el gótico. La influencia cultural también tuvo lugar en sentido contrario y las aportaciones culturales de los reinos cristianos hispanos y la influencia de la cultura hispanomusulmana llegaron al resto de Europa.

A partir del siglo XI se inicia un fuerte desarrollo cultural paralelo a la formación de las lenguas romances: castellano (Cantar del Mio Cid, 1207), gallego, portugués, catalán-valenciano. En el s. XIII aparecieron las Universidades (Salamanca, 1218).

El puente cultural entre mundo islámico y cristiandad fue la prestigiosa Escuela de Traductores de Toledo que alcanzó su apogeo con Alfonso X el Sabio (s. XIII). Allí colaboraron cristianos, musulmanes y judíos que traducían del árabe al latín y, luego, directamente al castellano. La Escuela fue muy importante en la difusión en la península y Europea de las obras científicas, filosóficas y literarias de griegos, romanos y orientales.



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